Secret Sorrow
Capítulo 1. Pasados
-Hasta mañana cariño- La hermosa mujer de
grandes ojos grises le da un beso a su pequeño hijo, que recién había cumplido
5 años de edad. -Qué descanses- Dice mientras tapa al pequeño con la manta.
-¡Mami!- Grita el pequeño a su madre antes
de que ella apague las velas.
-Dime cariño-
-¿Cuándo volveremos a casa?- Dice él con
demasiado entusiasmo.
-Pues… muy pronto- Dice ella con nerviosismo,
ella odia decirle mentiras a su hijo.
-¿Acaso esta no te gusta?- Era obvio que la casa en cuestión en si no le
agradaba pero tampoco le disgustaba, pues quien preferiría una choza a una
mansión. Él estaba acostumbrado a jugar en los jardines de su casa, bajo los
árboles que le cuidaban mientras escuchaba la música de su padre.
En un principio le entusiasmaba vivir en la
pequeña choza, pues creía que se trataba de un juego o que sus padres estaban
disgustados y esa era la verdadera razón
por la cual ya no veía a su querido padre.
-¡Me gusta!- Contesta. -Hay muchos árboles
cerca pero…- Él cambia su cara de felicidad a una de tristeza, haciendo que sus
enormes ojos azul-aqua comiencen a
brillar a causa de las lágrimas que
amenazan con salir. -Extraño a papá-
Dice con la misma rapidez con la que sus lágrimas brotan de sus ojos, esa expresión
hace que sus mejillas se tornen rosadas,
a su madre no le agradaba ver a su hijo llorar, pero ¿Cuándo le diría la
verdad? Cuando él lo descubriera por sí mismo.
-No te preocupes Evans, tu papá está cuidando
de nosotros, aunque no lo veas él está aquí- Dice con una gran sonrisa para que
su hijo le crea, pero en su interior quiere llorar, quiere soltar todo lo que
tiene dentro pero no puede, no es capaz de derrumbarse frente a su pequeño.
-Ahora duerme, mañana te llevare al lago y jugaremos con los animales ¿te
parece?-
-¡Si mami!- Ella le da otro beso en la frente y
sale de la habitación. Al entrar a la suya la joven mujer cae de rodillas al
suelo y comienza a llorar. Ella también extraña a su marido, ya habían pasado 3
meses desde su partida; él le había prometido que su situación mejoraría pero
desde hace un mes que ya no recibía sus cartas, hace mucho que no respiraba su
aroma.
Ella camina hasta el ropero y toma el
instrumento que yace dentro, ella solamente aprecia el instrumento y lo toma con
ambas manos para abrazarlo. Había visto tocar a su esposo una y otra vez ese
instrumento, era su favorito.
Desde el primer día que ella entro a su mansión
a entregar los alimentos, se había enamorado de él sin embargo era algo
imposible, alguien de clase alta no se fijaría en la hija de un comerciante.
Cada semana era igual lo escuchaba tocar esa
hermosa melodía, incluso aun casados la tocaba cada semana, pero un día dejaría
de tocar. Debía aceptarlo él nunca volvería, lo había visto en varias ocasiones
mostrarse amable con mujeres más bellas
que ella y con un buen nombre, después de todo él podía fijarse en otras
mujeres pues no tenía ninguna responsabilidad con la familia de ella, ella
era suya, la había comprado, él no tenía la responsabilidad de desposarla, ella
podía ser su criada si él lo deseaba, no obstante ellos se casaron y fueron
felices hasta que él lo decidió. El primer error fue haberse embarazado, él no
quería tener hijos tan rápido y el segundo fue haber conversado con su antiguo pretendiente; él comenzó a dudar si
Evans era realmente su hijo, había heredado su cabello negro, sus ojos azules, su tez clara, su sonrisa,
todas las facciones del niño eran idénticas a
las de él, amaba a su hijo pero a
la vez dudaba.
A ella no le quedaba más que aceptar que su
esposo se había ido con otra mujer.
En medio de sus llantos escucha ruidos
provenientes del exterior, armándose de valor sale de su casa pero lo único que
ve son los enormes árboles que rodean la casa, convencida de que no hay nada opta
por entrar sin embargo escucha unas voces.
-¡Fuego!- Escucha la voz de un hombre y decenas
de flechas con fuego aparecen para caer en dirección de su humilde casa. Ella
observa como las llamas comienzan a consumir el techo de madera cubierto con
paja, “Evans" piensa ella e inmediatamente entra a la casa y se dirige a
la habitación de su hijo; lo toma en brazos y lo saca lo más rápido que puede,
al estar afuera revisa que él se encuentre bien y para su suerte lo está.
Ella voltea a ver su casa ser consumida por las
llamas y ve la figura de su marido que la llama, en un impulso ella corre hasta
la casa en llamas pero se percata de que no hay nadie, se gira para salir pero
una parte del techo cae y bloquea el paso para salir. En medio de las llamas y
el humo ve los ojos azul-aqua de su hijo. Él la ve confundido ¿Qué hace su
madre dentro del fuego, cuando ella misma le había dicho que el fuego era
peligroso? No lo entendía.
-¡Mamá!- Él grita mientras llora.
Ella le dedica una mirada cálida junto con una
sonrisa y le dice –Evans, nunca olvides que te amo- Al terminar ella cae en
medio de las llamas y su vista se torna borrosa, antes de ver la oscuridad ella
alcanza a ver a su pequeño llorar.
Él ve a su madre ser consumida por las llamas,
escucha los gritos desgarradores buscando que alguien le de tranquilidad; en
los oídos de Evans resuenan los gritos de dolor una y otra vez que cada vez se
vuelven más intensos, al no soportarlo cae rendido y cierra sus ojos para
escapar de su pesadilla.
Entre sus sueños él ve sonreír a su madre,
mientras ella se aleja para finalmente desaparecer.
Al despertar su casa ya no está y su madre no
lo ha despertado con una sonrisa como todas las mañanas, lo único que hay son
las cenizas de su casa y su madre yace en ellas.
**********
-Eleanor toca más despacio, hazlo así- Dice
Rosse a su hija pero al ver su expresión, ella toma la lira y comienza a tocar
una canción angelical. -¿Entiendes?-
-¡Si mami!- La niña toma el instrumento con
mucha ilusión y toma la posición para comenzar a tocar.
-Entonces es así ¿verdad?- Ella toca de la
misma manera que su madre sin embargo no suena igual.
-No Eleanor, más despacio, no te apresures- A
pesar de los consejos de su madre Eleanor comienza a mover desesperadamente su
mano a causa de sus nervios.
-Yo… ¡No sé cómo tocar la lira!- La niña rompe
en llanto y corre hacia su madre para abrazarla.
-Eleanor ¿quieres aprender a tocar la lira?-
Ella acaricia la extensa cabellera castaña de su hija mientras toma una de sus
manos.
-Sí, sí quiero- Contesta entre sollozos.
-Entonces con eso es más que suficiente- Su
madre le quita las lágrimas de sus grandes ojos verdes, idénticos a los de
ella, acaricia su suave rostro y le entrega la lira. –Toca como te ordene el
corazón- Le muestra una cálida sonrisa a su pequeña. Eleanor más motivada toca
la lira y por primera vez suena bien.
-¡Lo logre, suena bonito mami!- Dice la niña
con gran euforia y la acompaña con su gran sonrisa.
-Eleanor prométeme algo- Dice Rosse a su hija.
–Prométeme que siempre mostraras esa sonrisa aun en los momentos más difíciles-
La mujer mira directamente a los ojos verdes de su hija con algo de nostalgia.
Eleanor no entiende las palabras de su madre pero aun así decide prometérselo.
-¡Si mami! Te lo prometo- Ella toma el menique
de su madre y lo entrelaza con su dedo. –Ahora tu prométeme que siempre estarás
conmigo- Al escuchar las palabras de su hija Rosse se sorprende y cambia su
expresión; su hija no sabe nada y le es muy difícil hacerle tal promesa. Pero
para no desilusionarla se le ocurre una idea.
-Siempre estaré aquí- Ella señala en donde se
supone que esta el corazón –Y aquí- Tocando su frente.
-Mientras me recuerdes con cariño yo estaré a tu lado- Eleanor no entiende la complejidad de las palabras de su madre pero aun así le sonríe.
-Mientras me recuerdes con cariño yo estaré a tu lado- Eleanor no entiende la complejidad de las palabras de su madre pero aun así le sonríe.
-Entonces es una promesa mami, yo sonreiré mientras
tú estés conmigo- A Rosse no le queda de otra más que prometérselo y para que
su hija no dude le sonríe con la misma alegría y amor que ella.
Ambas sonríen y son felices.
Rose había hecho de todo para que su hija no
sufriera, desde enfrentar la ira de su familia al reclamar a su hija como
heredera , hasta la de su esposo por no educarla como es debido pero, a pesar
de todos sus esfuerzos ella sería la causante del mayor sufrimiento para su
hija. Para nadie era secreto que Rosse sufría una extraña enfermedad que la
consumía día con día pero lo que no sabían, incluyendo a su marido, es que la
enfermedad llegaría a tal punto de llevarla hasta la muerte. Sus días estaban
contados y ella era consciente de ello por eso mismo decidió convivir con su
amada hija el último día de su vida, pues al anochecer su corazón dejaría de
latir y caería en un sueño profundo del cual jamás despertaría.
Primer capítulo subido, yei! espero que les agrade:) si tienen algún comentario positivo o negativo (tampoco se excedan) por favor díganmelo en la cajita de comentarios:)
PD: Disculpen los horrores ortográficos y de redacción.
PD: Disculpen los horrores ortográficos y de redacción.